miércoles, 18 de mayo de 2011

El Rey de la Montaña

Hoya de San Blas

Hacía tiempo que no iba a la montaña. Con mi nueva vida de padre nunca encontré el momento, pero como ahora me quedé de "Rodríguez" durante unas semanas, he aprovechado para hacerlo. Lo malo es que cada fin de semana hacía mal tiempo. Así que decidimos ir este sábado a la Hoya de San Blas, solo conseguí convencer a un amigo. Hacía calorcito, un día explendido, hasta apetecía bañarse en el río. Cuando empezamos a subir, se notaba mi lamentable estado de forma de montañero y me agotaba enseguida. Nos quedamos en medio del bosque porque había que reservar fuerzas para el concierto de la tarde y poder estar pegando botes en Rivas. 

Según íbamos subiendo por el bosque se nos iban sumando montones de moscas, nunca me habían molestado tantas, hasta para comernos el bocadillo, con una mano lo sujetaba y la otra la estaba moviendo continuamente para espantarlas. Dicen que se ponen muy pesadas cuando va a ver tormenta. En un momento, se cubrió el cielo, y al ratito empezó a llover. Pensamos que sería una nube pasajera. Comenzó a granizar y nos refugiamos bajo una rama. Si ya sé que esta mal estar debajo de un árbol en una tormenta, pero, estaba lleno de árboles, y joder, el granizo duele. 
Uff, esto no para, tocaba salir por patas. Mochila a la cabeza para protegernos de los cubitos de hielo y bajar lo más deprisa que podamos. La montaña se quedó blanca de lo que granizo y nosotros empapados. ¿No querías bañarte? Pues toma dos tazas.
Los caminos se convirtieron en torrentes, arrastrando el las bolitas de granizo. Los arroyos ensancharon y por donde cruzamos anteriormente dando un salto, no había forma de atravesarlo, así que fuimos por todo el medio, total ya estábamos empapados. Ni siquiera lo noté, con lo que jarreaba, solo se renovó el agua que había dentro de las botas. Es lo que tiene el gore-tex, lo que entra no sale. Una vez que salimos del bosque, nos pusiemos a correr, con las mochilas en la cabeza en dirección hacia el coche, así nos mantuvimos calentitos y aguantar la mojadura hasta colmenar. Fue un buen entrenamiento.

Alto de Guarramillas (Bola del Mundo)

El título del post viene por el entrenamiento que hice ayer, prácticamente desde que me fui a vivir a Colmenar tenía ganas de hacerlo. Me fui a subir el Alto de Guarramillas, más conocido como Bola del Mundo. Esto suponía como un reto personal y estaba tan nervioso como si de una competición se tratara. 

Salí del curro a las 15:00 y fui directamente para allá, antes me había jalao dos bocatas, un plátano y una chocolatina con almendras. Llegué al parking del Puerto de Navacerrada, me cambié y cogí el camino equivocado, más bonito, más corto, pero más duro, el de cemento no, el de tierra y piedras. Empecé a correr y a los 3 minutos y medio me encontré con un rebeco que subía a toda leche huyendo de mi presencia. Ahí me paré a observarlo, única parada que hice.


La siguiente media hora, que es lo que tarde en coronar la cima, la hice del tirón. Empecé corriendo un minuto y 10 segundos y recuperaba andando 50 segudos, hasta que llegué a una gran subida empinada, que ya hice prácticamente el resto caminando deprisa, salvo alguna excepción. 
La espalda se me cargó mogollón, por la zona lumbar y la relajé subiendo algunos tramos de espaldas.
Era impresionante subir la montaña y no encontrarme con nadie, solamente el rebeco, una lagartija y un par de cuervos que esperaban a que me despeñase.
Cuando llegué a la cima me sentía El Rey de la Montaña. Yo solo frente a esa preciosa vista como acompañante. El cielo se estaba encapotando, así que, dada la experiencia, estuve poco en la cima y salí por patas, esta vez si hice la bajada corriendo todo el rato y por el camino cementado. 
Al llegar al coche se puso a llover un poquito, pero me quedé para comprobar como iba a más.

Hoy tengo como recuerdo unas estupendas agujetas que me recuerdan que cumplí mi reto y que por unos instantes fui el Rey de la Montaña

4 comentarios:

  1. Es lo que tiene acercarse a la montaña sólo de vez en cuando... Los primeros días te quedas absolutamente hecho "caldo"... Pero si insistes al final compensa.... Yo, lamentablemente este verano poco contacto con la montaña tendré... Saludos..

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  2. Uff, me temo que no voy a poder seguir yendo a la montaña de seguido, se me acaba el sábado el estar de "Rodríguez" y seguiré con mis labores de papi

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  3. Por cierto Gonzalo, mis niñas están ahí en las Palmas

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