Tenía ganas de hacer una carrera diferente a las demás y esta nocturna, me parecía una opción divertida para correr y que mejor escenario que la antigua población donde he residido hasta hace unos meses.
Con la inscripción te proporcionaban el frontal, y como siempre lees eso de no estrenes nada el día de la prueba y los dorsales, junto con la linternita de cabeza los entregaban justo el día anterior, decidí salir a correr a la misma hora de la celebración de la carrera, en el día en que recogí la diadema luminosa.
Cerca de casa tengo el parque del Conde Orgaz, que no está iluminado y era un buen sitio para probar el frontal. No ajusta bien, tengo que hacer varias paradas para colocarlo medianamente bien sin que se caiga. Alumbra poco, a corta distancia y la luz cae muy encima de los ojos, esto hace que termine viendo borroso y mal, las zonas más oscuras y cerradas casi me doy con las ramas de los pinos, porque tengo buenos reflejos que si no...
Voy siguiendo un camino y voy tan cegado que no me doy cuenta que me he salido de él, y de repente viene un oso hacia mi, se qué era un oso porque era peludo y no tenía trompa, que si me llegan a decir que era un elefante me lo creo. No sé que hacer, ¿apago la luz y me quedo quieto? Ni de coña, si acelero seguro que va a ser más rápido que yo, creo que al final opte por la mejor opción, porque si no, no estaría escribiendo esto. Seguí a mi ritmo, la luz hacia el frente y el bicho perdió toda la curiosidad (menos mal que alumbraba poco).
Al día siguiente, fuimos con mucho tiempo, Nemo y yo y más tarde se incorporaron dos amigos suyos del club Akiles, Aníbal y su novia Laura, y entre unas cosas y otras a penas calentamos. La gente se colocó en seguida en la línea de salida, pues hacemos lo mismo, hacía un poco de fresquete, pero no podíamos calentar dando saltos porque si no el frontal se iba al garete.
A la de tres dan la salida y estamos mal colocados y como es cuesta abajo salimos en estampida, Nemo y yo esquivando varios corredores, haciendo zig-zags, pasamos el km 1 en 3:49, y desde luego que recorrimos más de 1.000 metros. Voy al lado de Nemo un buen rato, pero me doy cuenta que ese no es mi ritmo y le dejo marchar, me pego a un tío y una tía que llevan muy buenas luces, pero estoy pagando la factura de una salida tan rápida y no veo que no puedo seguirles tampoco. Ahora empieza el terreno chungo, arena suelta, pequeñas rocas que ha que ir bajando o saltando como si fueran escalones o grandes escalones y se veía muy mal, tengo miedo a pegármela, se me da mejor bajar que subir, pero no en esta carrera, la gente me pasa en la bajada, voy muy lento más por miedo que porque no pueda más. Empiezo a desmoralizarme y a comerme la cabeza cuando me pasa tanta gente. En las subidas les voy recortando. Ups, que subida más dura, a ver cuando viene la bajada, ains, mejor subir. Me quedo en algunos momentos en tierra de nadie y la luz me ha emborronado la vista. Hay unos voluntarios que señalan un paso chungo con sus linternas pero para avisarnos nos enfocan y me deslumbran todavía más.
La vuelta es subiendo, la subida es dura, pero he entrenado bien las cuestas últimamente y me encuentro bien. Aníbal llega a mi lado, Aníbal me pasa, solo estoy deseando llegar al asfalto, no tiro bien en tierra. Llego al asfalto y me veo con fuerza, alcanzo a Aníbal y me quedo con él, llego bastante entero pero quiero acompañarle y termino junto a él. Logro un buen puesto 54 de 605, pero no me quedo satisfecho. No por el puesto en si, si no porque no me he exprimido lo suficiente. Llegué demasiado fresco, pero muy tocado de coco.
Al acabar nos enteramos de que le había dado un infarto a un corredor, al día siguiente, me enteré en la página de la organización que había fallecido. DEP.